A pesar de que el Reino Unido mantiene controles estrictos sobre las armas, el líder político Starmer ha declarado que el aumento de delitos con armas blancas representa una «crisis nacional». Esta situación refleja la creciente preocupación en el país por el incremento de incidentes violentos relacionados con cuchillos, indicando un desafío considerable para la seguridad pública.
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