En un contexto donde la seguridad se ha convertido en una prioridad apremiante, los pequeños negocios han tomado medidas significativas para protegerse contra los robos. Un reciente informe del Observatorio de Securitas Direct revela que más del 90% de los propietarios de bares, restaurantes y tiendas han implementado algún tipo de sistema de protección, destacando el aumento del uso de alarmas conectadas a una Central Receptora de Alarmas (CRA), que ya alcanza un 45,2%.
Estas precauciones son una respuesta a la alarmante frecuencia de robos que sufren estos establecimientos, especialmente en épocas de alta actividad como las festividades navideñas. Durante estos periodos, los pequeños negocios experimentan un aumento significativo en las visitas de clientes y en las recaudaciones, lo que los convierte en blancos atractivos para los delincuentes. Según el informe, el riesgo de intrusión es mayor durante los domingos por la noche, siendo las madrugadas, de 1 a 6 de la mañana, las horas más críticas.
Entre las técnicas de robo más reportadas se incluyen los asaltos escaparatistas, que implican la ruptura de cristales para robar mercancía visiblemente expuesta, y las técnicas de butrones, que consisten en crear accesos forzados a través de boquetes en paredes o puertas. Además, se registran métodos más sofisticados como el «sacacorchos», utilizado para desbloquear cerraduras, y el alunizaje, comúnmente empleado en joyerías y tiendas de electrónica mediante el impacto de un vehículo.
A pesar de los esfuerzos en seguridad, la inquietud persiste. Los propietarios siguen preocupados, con un 82,2% expresando miedo por la seguridad de sus negocios y percibiendo que el riesgo de robo ha incrementado comparado con años anteriores. Esto subraya la importancia de medidas preventivas y reactivas más efectivas.
Aunque la implementación de alarmas ha crecido 7,8 puntos porcentuales en el último año y se ha registrado una disminución del 2% en los casos de intrusión, aún hay un sentido palpable de vulnerabilidad. Los sistemas de protección adicionales como rejas, ventanas reforzadas y tecnologías de expulsión de humo han captado interés, aunque las alarmas siguen siendo la opción predominante.
Con el reporte de 13.497 intrusiones en 2024, esta caída no significa que la amenaza haya desaparecido. La situación refleja una realidad compleja donde la protección y la preparación se han convertido en fundamentos esenciales para la supervivencia y tranquilidad de estos negocios, que continúan siendo una parte vital y vibrante del tejido económico.








