La consultora Deloitte ha encendido las alarmas sobre el impacto que el crecimiento de la inteligencia artificial (IA) está teniendo en la infraestructura eléctrica de Estados Unidos. Según su informe más reciente, «Can U.S. Infrastructure Keep Up With the U.S. Economy?», el consumo de energía de los centros de datos dedicados a la IA podría aumentar de 4 GW en 2024 a asombrosos 123 GW en 2035, un incremento que representa más del 3.000%.
El estudio subraya que para 2035, la inteligencia artificial podría consumir el 70% de la electricidad utilizada por los centros de datos, una cifra considerablemente alta comparada con el 12% que representará en 2024. Este crecimiento sin precedentes exige una cooperación estrecha entre los sectores de energía, construcción, industria manufacturera y tecnología para prevenir posibles cuellos de botella.
No obstante, los proyectos de ampliación de centros de datos están avanzando a un ritmo superior que el desarrollo de nuevas fuentes de generación eléctrica. Esto genera una brecha preocupante entre la oferta y la demanda, según Deloitte, el 72% de los líderes del sector ve «muy difícil» satisfacer este crecimiento energético con la infraestructura actual.
La firma propone una hoja de ruta para afrontar este desafío, enfocada en la innovación tecnológica, la integración de energías renovables y la financiación coordinada entre sectores. Sin embargo, menos del 15% de los encuestados considera efectivas las alianzas actuales entre las industrias eléctrica y tecnológica.
Con planes de inversión que superan el billón de dólares en el desarrollo de superordenadores y hardware asociado a la IA para los próximos años, y esfuerzos similares en infraestructura energética, el futuro parece lleno de oportunidades, pero también de retos significativos.
Los grandes operadores están aumentando la escala de sus centros de datos a rangos de potencia de cientos de megavatios, lo que añade presión al suministro eléctrico. Sin embargo, un 79% del sector prevé que la IA será un motor crucial del crecimiento energético durante la próxima década.
El informe también señala otros desafíos, como la competencia por la capacidad energética, los problemas en la cadena de suministro y las preocupaciones de seguridad y sincronización entre el desarrollo de tecnología y energía.
A pesar de las dificultades, Martin Stansbury de Deloitte & Touche LLP ve una oportunidad única para que Estados Unidos convierta la necesidad de infraestructura para la IA en una ventaja estratégica nacional. Sin embargo, advierte que sin una coordinación efectiva entre sectores, el avance de la IA podría quedar perjudicado por sus propias limitaciones sistémicas.
Estados Unidos se encuentra ante el reto de transformar esta revolución tecnológica en una ventaja competitiva sostenible, afrontando de lleno la carrera para alimentar la inteligencia artificial con energía eléctrica.
