A tan solo un día de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, las encuestas muestran una contienda reñida entre Kamala Harris y Donald Trump, con un empate en el crucial estado de Pensilvania. Mientras algunos sectores económicos ya toman partido según sus intereses —Harris con renovables y tecnología regulada, Trump con petróleo y desregulación—, los mercados parecen inclinarse hacia una victoria republicana, contando con una experiencia previa favorable bajo la presidencia de Trump. En el ámbito de la tecnología, la desregulación de Trump podría beneficiar a compañías nacionales, aunque con riesgos de tensiones comerciales con China, mientras que Harris podría impulsar el apoyo a la ciberseguridad, aunque con cautelas sobre la inteligencia artificial. La elección del nuevo presidente marcará diferentes caminos para sectores estratégicos como la energía, salud y tecnología, reflejando cómo la política nacional se entrelaza con intereses económicos globales.
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