En mayo de 1929, en Paintsville, Kentucky, Carl Newton Mahan, de seis años, se convirtió en el homicida más joven registrado, al matar a su compañero Cecil Van Hoose, de ocho años, durante una disputa por chatarra. Armado con una escopeta de calibre 12 que tomó de su casa, Carl disparó a Cecil tras ser agredido por él, desencadenando un juicio que chocó a la sociedad estadounidense. Condenado inicialmente a 15 años en un reformatorio, su caso generó controversia nacional, con opiniones divididas sobre la severidad de la pena, lo que llevó a su eventual liberación cuando un juez anuló la condena. El Fiscal General de Kentucky decidió no tomar más acciones, dejando a Carl en custodia de sus padres. A lo largo de los años, su caso sigue siendo discutido en Estados Unidos en términos de culpabilidad y victimización infantil.
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Infancia trágica: Un niño de 6 años implicado en la muerte de otro menor
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