La reciente intensificación del conflicto en Siria ha visto a los rebeldes tomar Alepo, una de las principales ciudades, mientras Turquía se mantiene como observador. El ministro de exteriores turco, Hakan Fidan, subrayó que Ankara no buscará acciones que puedan desatar una nueva ola migratoria, en medio de una dinámica donde la oposición gana terreno sin la intervención directa de Turquía. Aunque históricamente ha respaldado a la oposición contra el régimen de Bashar Asad, Turquía ha mostrado interés en un acercamiento con Damasco, mediado por Rusia y condicionado por intereses estratégicos. La presencia turca en el norte de Siria sigue siendo crucial para evitar un aumento del poder kurdo, considerado una amenaza directa. Las conversaciones con Irán reflejan un esfuerzo por encontrar estabilidad, en un contexto donde el régimen sirio muestra vulnerabilidades y sus aliados, como Rusia e Irán, lidian con otros conflictos.
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