El matrimonio entre Tamara Falcó e Íñigo Onieva ha sido objeto de constante atención mediática debido a su compleja dinámica. Tras sobreponerse a la infidelidad de Onieva, la pareja logró estabilizar su relación con una boda caracterizada por imprevistos. Sin embargo, enfrenta nuevos desafíos tras el regreso de Íñigo al sector nocturno como socio de un club, lo que ha despertado antiguos temores. La presión social, las diferencias horarias y el entorno nocturno podrían afectar su convivencia y reavivar conflictos pasados. La psicóloga Lara Ferreiro destaca que una comunicación honesta y constante será clave para mantener la estabilidad emocional que tanto han trabajado por alcanzar, particularmente en un contexto donde los horarios dispares pueden causar desconexión emocional y aumentar la irritabilidad. A pesar de los riesgos, Tamara apoya a Íñigo en esta nueva etapa, aunque el futuro de su relación sigue siendo incierto.
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