Banco Santander ha emprendido un proyecto audaz destinado a transformar las vitrinas de sus oficinas para hacerlas más atractivas y relevantes tanto para sus clientes como para el entorno social en el que operan. La primera manifestación de esta estrategia ha tenido lugar en la sede de Gran Vía 80, en Madrid, y busca convertir estos escaparates en canales de comunicación abiertos y dinámicos, adaptándose al contexto local de cada ubicación.
Esta iniciativa está en sincronía con la visión global del Grupo Santander, que busca fortalecer la conexión emocional con las audiencias locales y reflejar la rica diversidad de los lugares donde opera. Santander no ve sus oficinas simplemente como puntos de atención al cliente; más bien, las considera espacios de encuentro y visibilidad que facilitan interacciones significativas tanto con los clientes actuales como con quienes podrían convertirse en futuros usuarios de sus servicios.
El enfoque en Madrid contempla dos espacios características. En la Gran Vía, el diseño del escaparate adopta un aire urbano y juvenil, dirigido a un público que valora la música y la cultura. Este espacio integrará contenidos de Santander SMusic, la plataforma musical del banco, fomentando una conexión más estrecha con las generaciones jóvenes y su pasión por la música en vivo.
En contraposición, el escaparate en la Calle Serrano presenta un diseño más elegante y minimalista, adecuado para un entorno premium, y que enfatiza valores fundamentales como la innovación y la confianza.
Con esta nueva estrategia, Banco Santander aspira a posicionarse como una marca innovadora y accesible, transformando sus espacios físicos en entornos vibrantes y participativos. La intención es no solo sorprender e inspirar, sino también servir como una herramienta útil para la comunidad. Así, los escaparates del banco se convierten en algo más que un simple reflejo de su presencia en la comunidad; se erigen como un puente hacia experiencias enriquecedoras que fortalecen la relación entre el banco y su entorno.
