Durante años, la Parroquia de San Fernando en Santiago de Compostela fue considerada la iglesia más fea de Galicia debido a su diseño moderno que rompía con la estética tradicional. Inaugurada a finales de los años ochenta y diseñada por el arquitecto Andrés Fernández-Albalat, su estructura en hormigón con líneas curvadas generó controversia. Sin embargo, este edificio, que surgió en el enérgico desarrollo urbano del Ensanche y contemplado bajo las directrices del Concilio Vaticano II, ha sido revalorizado con el tiempo. Considerada ahora un símbolo de modernidad y un ejemplo notable de la arquitectura religiosa contemporánea, se ha consolidado como una pieza destacada del patrimonio religioso moderno, protegida por la Ley del Patrimonio Histórico Español, superando así su inicial polémica.
Leer noticia completa en OK Diario.