Los baños nórdicos han ganado popularidad en los últimos años, destacándose por su estética distintiva y funcionalidad. Este estilo, derivado del diseño escandinavo, se basa en la simplicidad, el minimalismo y la conexión con la naturaleza para crear espacios acogedores y prácticos.
El diseño de un baño nórdico comienza con la paleta de colores. Tonalidades suaves como el blanco, gris y beige son esenciales, ya que proporcionan luminosidad y amplitud. La incorporación de materiales naturales, particularmente la madera en tonos claros, es crucial; ofrece un contraste cálido con los azulejos y elementos sanitarios.
La iluminación es clave. Las ventanas amplias permiten maximizar la luz natural, mientras que las lámparas minimalistas crean un ambiente acogedor por la noche. Las luces LED son populares por su eficiencia y variedad.
La funcionalidad es otro pilar. Un espacio organizado con estanterías abiertas, muebles de almacenamiento y disposición estratégica de accesorios resulta esencial. Los grifos y duchas simples y elegantes complementan la estética moderna.
Las plantas también son habituales. Añaden frescura y mejoran la calidad del aire. Es recomendable elegir especies resistentes a la humedad, como helechos o potos.
La sostenibilidad es esencial en los baños nórdicos. Optar por grifería de bajo consumo, sistemas de reciclaje de agua y productos ecológicos reduce el impacto ambiental.
En resumen, los baños nórdicos logran una combinación perfecta de diseño y practicidad. Con un enfoque en la luz, la naturaleza y la sostenibilidad, estos espacios ofrecen un refugio ideal en el hogar. La clave está en mantener sencillez y armonía para crear un verdadero oasis personal.