Intel se encuentra nuevamente en medio de una controversia que va más allá del rendimiento de sus productos o los cronogramas de desarrollo. La atención se centra ahora en la geopolítica, específicamente en el contexto de la cadena de suministro de semiconductores. Según informes recientes, la empresa ha estado evaluando herramientas de fabricación de ACM Research, una empresa con vínculos significativos con China y una filial incluida en las listas de sanciones de Estados Unidos, para el futuro nodo 14A de Intel. Aunque no se ha iniciado la producción masiva ni se ha vendido ningún chip, la mera realización de estas pruebas ha suscitado preocupaciones en Washington.
La industria de semiconductores considera el «probar» una herramienta como un paso estándar y preliminar. Esto implica verificar el comportamiento de un equipo en un entorno controlado y aún en desarrollo. Las pruebas realizadas por Intel con los equipos de grabado de ACM Research parecen haber sido parte de este proceso. Sin embargo, el contexto político y las sanciones existentes añaden una capa de complejidad a estas evaluaciones técnicas.
ACM Research, a pesar de ser una empresa con sede en Estados Unidos, realiza la mayor parte de su investigación y desarrollo en China, y su filial en el país asiático se enfrenta a restricciones severas. La preocupación principal de Washington es que Intel pueda haber facilitado, aunque sea de manera indirecta, un intercambio de conocimientos estratégicos con China. Mientras que el ensayo de una herramienta no implica la divulgación total de secretos comerciales, la interacción técnica podría permitir a un proveedor recopilar información crucial sobre cómo se crean nodos avanzados.
La situación es particularmente delicada para Intel, que busca equilibrar su posición en el mercado global de semiconductores, presionada por empresas como TSMC y Samsung, mientras enfrenta un escrutinio político cada vez mayor. Estados Unidos está intensificando sus esfuerzos para controlar la cadena de suministro de semiconductores, y la dependencia de herramientas fabricadas en China contradice las políticas actuales destinadas a reducir esta dependencia.
Hasta la fecha, no hay pruebas de que Intel haya incumplido las sanciones vigentes o que se haya producido una transferencia ilegal de tecnología. Sin embargo, las autoridades podrían investigar si estas pruebas se realizaron con la debida notificación y salvaguardias. Esta controversia surge mientras Estados Unidos refuerza los controles de exportación y busca sellar cualquier ventaja competitiva en tecnologías avanzadas.
El episodio refleja un cambio más amplio en la dinámica global de la industria de semiconductores, en la cual cada decisión es altamente politizada. Con China buscando fomentar sus campeones nacionales y Estados Unidos tratando de limitar el avance tecnológico chino, Intel se encuentra atrapado en el fuego cruzado. Las próximas acciones podrían incluir desde ajustes internos hasta restricciones más severas en el tipo de equipamiento que pueden evaluarse bajo proyectos financiados públicamente. En esta nueva era, cada prueba realizada en el ámbito de los semiconductores es vista como un movimiento en el tablero geopolítico global.
