La realidad de la menstruación para hombres trans y personas no binarias sigue siendo un tema poco visible en la sociedad y en los sistemas de salud. Aunque tradicionalmente se ha asociado la menstruación con mujeres cisgénero, muchas personas asignadas mujer al nacer (AFAB) experimentan este proceso de manera que puede generarles malestar, disforia, ansiedad e incluso depresión. La falta de comprensión y la poca preparación del entorno pueden convertir estos momentos en obstáculos que impactan profundamente su bienestar emocional y físico.
Según datos recientes, un 23% de los hombres trans evita acudir a centros sanitarios por temor a la falta de respeto, y más de la mitad ha sufrido microagresiones por parte del personal médico. La testosterona logra suprimir la menstruación en un período de tres a seis meses, pero no siempre elimina totalmente los sangrados o la ovulación, lo que puede seguir ocurriendo en hasta un tercio de los casos. Esto representa un desafío adicional, tanto médico como emocional, ya que el sangrado está culturalmente ligado a la feminidad, algo que varias personas trans prefieren no experimentar.
Testimonios como los de Ethan Alcaraz, actor y docente, reflejan la complejidad de esta vivencia. Ethan describe la menstruación como una fuente de dolor físico y emocional, y recuerda la incomodidad con productos como tampones. Por su parte, Hugo Marlo, cantante y activista, menciona su experiencia de vergüenza hacia la menstruación, que siente que debería esconder por motivos sociales. Para muchos, la menstruación no solo es un proceso fisiológico, sino una carga emocional ligada a prejuicios sociales y roles de género.
Desde el ámbito ginecológico, la doctora Mercedes Herrero explica que, aunque la testosterona suele inducir amenorrea, algunas personas trans aún ovulan o presentan sangrados irregulares. Subraya que el impacto emocional del sangrado puede ser significativo, ya que está asociado con una feminidad no deseada. Por ello, es fundamental que los tratamientos y el acompañamiento médico sean personalizados, respetando la identidad y necesidades de cada persona trans.
El papel de las marcas y la comunicación en temas de higiene menstrual también necesita evolucionar. Actualmente, el marketing de productos está dirigido a mujeres cis, pero muchas personas trans y no binarias menstrúan y necesitan opciones inclusivas. Alternativas como las bragas menstruales u otros productos no intravaginales pueden contribuir a una mayor inclusión y reconocimiento.
Hugo Marlo hace un llamado importante: si las marcas y la sociedad reconocen que los hombres trans y las personas no binarias menstrúan y merecen ser incluidos en la conversación, sería un paso decisivo hacia una menstruación más inclusiva y respetuosa. La visibilidad y la representación son cruciales para desmontar prejuicios, promover empatía y brindar apoyo efectivo a quienes atraviesan estas experiencias.
Este tema invita a reflexionar sobre cómo construir espacios públicos, sistemas de salud y campañas de sensibilización que incluyan y respeten todas las vivencias relacionadas con el ciclo menstrual, avanzando así hacia una sociedad más justa e inclusiva.
