En una reciente participación en el programa «Carne Cruda» con Javier Gallego, Silvia Intxaurrondo expresó su postura sobre silenciar a quienes no comparten sus opiniones, argumentando que permitirles hablar es como «inyectar veneno». Este enfoque ha generado críticas que destacan su aparente alejamiento de los principios del periodismo, caracterizado por el debate y la confrontación de ideas. En el pasado, Intxaurrondo había defendido el derecho a la expresión incluso de figuras controvertidas como el fundador de ETA, sugiriendo una contradicción en su posición actual. Las críticas también apuntan a su estilo de comunicación, que algunos consideran impregnado de militancia política, lo que contrasta con la objetividad periodística ideal. Estas tensiones reflejan un debate más amplio sobre la libertad de expresión y el papel del periodismo en discursos polarizados.
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