El pasado 25 de diciembre de 2024, el cable submarino Estlink 2, que une las redes eléctricas de Finlandia y Estonia, sufrió una interrupción en su funcionamiento, afectando la transmisión de electricidad entre ambos países. La falla, reportada a las 12:26 hora local, se produjo mientras se transferían 658 megavatios de Finlandia a Estonia. Las autoridades de los dos países han iniciado una investigación para determinar las causas exactas del incidente, sin descartar la hipótesis de un posible sabotaje.
Fingrid, el operador nacional de la red eléctrica finlandesa, confirmó que el cable se encuentra actualmente fuera de servicio y que las causas del daño son todavía inciertas. Arto Pahkin, jefe del servicio de despacho de Fingrid, mencionó que «no se puede excluir la posibilidad de vandalismo» y que se está evaluando la situación en su totalidad, prometiendo más información cuando se obtengan detalles adicionales. Este incidente ha generado preocupación debido al incremento de las tensiones internacionales y a los riesgos vinculados a la seguridad de las infraestructuras submarinas.
El Primer Ministro de Finlandia, Petteri Orpo, buscó calmar a la población asegurando que «incluso en Navidad, las autoridades están alerta y abordando la situación». Además, afirmó que no habrá un impacto inmediato en el suministro eléctrico a los consumidores, lo que ha ayudado a mitigar las inquietudes durante las festividades.
Este corte no es un hecho aislado. En los últimos meses, se han reportado otros incidentes de daños en cables submarinos en la región, incluyendo conexiones entre Finlandia y Alemania, así como Suecia y Lituania. Estos eventos han llevado a las autoridades a investigar posibles actos deliberados. Antecedentes de sabotajes en infraestructuras críticas como los gasoductos Nord Stream han incrementado los temores sobre la seguridad de estos sistemas.
En el Golfo de Finlandia, se han observado actividades sospechosas, como la presencia de buques, incluyendo el «Yi Peng 3» de origen chino, lo que ha alarmado a los responsables de la seguridad de estas infraestructuras. Ante esta situación, Finlandia y Estonia han intensificado la vigilancia de sus redes submarinas.
Elering, el operador de red estonio, también ha señalado la posibilidad de un sabotaje internacional. Un portavoz de Elering afirmó que «las autoridades están en alerta máxima por las infraestructuras submarinas en el Báltico». Sin embargo, la complejidad de estos sistemas representa un desafío significativo para las investigaciones en curso.
El incidente de Estlink 2 destaca la vulnerabilidad de las infraestructuras energéticas submarinas y subraya la necesidad de establecer protocolos de seguridad más estrictos. La región depende considerablemente de estos enlaces para mantener la estabilidad de su suministro eléctrico, y cualquier interrupción podría tener serias consecuencias tanto para las economías como para la población.
Mientras las investigaciones avanzan, las autoridades trabajan para ofrecer respuestas claras sobre lo ocurrido. No obstante, este caso pone de relieve la importancia de una cooperación internacional reforzada para proteger las redes energéticas y asegurar su seguridad ante posibles ataques o errores humanos.
Por ahora, Estlink 1, el segundo cable que conecta Finlandia y Estonia, sigue operando con normalidad y ofrece una capacidad de 350 megavatios. Sin embargo, la desconexión de Estlink 2, que cuenta con una capacidad de 650 megavatios, subraya la importancia de mantener en funcionamiento ambas conexiones para preservar la estabilidad energética de la región.
El futuro de estas infraestructuras dependerá de la capacidad de los países del Báltico para responder a las amenazas crecientes y asegurar la resiliencia de sus sistemas. Las autoridades han prometido mantener informada a la población mientras continúan las inspecciones y se esclarecen los detalles de este preocupante incidente.