Un exoficial del Ejército peruano enfrenta acusaciones por presuntos delitos cometidos en la década de 1990 mientras dirigía una base militar en la selva del país. Estos cargos, relacionados con violaciones de derechos humanos, resurgen en un contexto de creciente atención a las acciones militares durante ese período. La investigación podría arrojar luz sobre numerosos casos sin resolver de esa época, reflejando las difíciles dinámicas de poder y control en áreas de conflicto.
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