El FBI y la inteligencia estadounidense han señalado a Irán como responsable del hackeo a la campaña presidencial de Donald Trump, en un esfuerzo más amplio para influir en las elecciones de Estados Unidos este año. Irán también intentó hackear la campaña de la vicepresidenta Kamala Harris. La actividad iraní ha sido descrita como cada vez más agresiva, tanto en operaciones de influencia como cibernéticas. Esta revelación ocurre en un momento de alta tensión entre Washington y Teherán, exacerbada por promesas iraníes de represalias contra Israel y un complot frustrado para asesinar a Trump. En respuesta, Trump ha tomado acciones estratégicas en su campaña, dirigiéndose a los estados indecisos clave, incluyendo Pensilvania, Arizona y Georgia, donde mantiene una ligera ventaja en las encuestas.
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