El vehículo que utilizó el fallecido papa Francisco durante su visita a Belén en 2014 ha sido transformado en una clínica móvil pediátrica destinada a operar en Gaza, una iniciativa que responde a uno de sus últimos deseos. Sin embargo, su entrada en el territorio aún no ha sido autorizada por las autoridades israelíes, en un contexto de devastación y tregua frágil. El cardenal Anders Arborelius destacó el compromiso del papa con la infancia en zonas de conflicto en un acto simbólico en Belén. La clínica, coordinada por Cáritas, cuenta con equipamiento médico esencial y busca fortalecer una red de unidades móviles en una región donde el sistema de salud está al borde del colapso. La autorización pendiente de Israel mantiene en suspenso este gesto humanitario, que podría convertirse en un símbolo de paz en un escenario de guerra y destrucción.
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