Las tensiones entre ambos Gobiernos continúan intensificándose, evidenciando la discordia que ha caracterizado sus relaciones en los últimos años. Los recientes acontecimientos reflejan una serie de desavenencias políticas y diplomáticas que agravan la situación bilateral, sin que se vislumbre un camino claro hacia la reconciliación. Las constantes divergencias en políticas internas y externas han alimentado una atmósfera de desconfianza y reticencia, consolidando un patrón de interacción hostil que complica el desarrollo de cualquier tipo de diálogo constructivo.
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