Tras la escalada de tensiones con Hezbolá, Israel ha elevado el riesgo de una guerra total al asesinar en Beirut, mediante el lanzamiento de dos misiles con aviones F-35, al jefe de las fuerzas de élite Radwan, Ibrahim Aqil, causando la muerte de al menos otras 13 personas y dejando 66 heridos. El bombardeo, que destrozó por completo un edificio en el feudo del partido-milicia en Dahiye, marca un punto crítico en el conflicto, que ha dejado a Oriente Próximo en uno de sus mayores niveles de tensión desde el inicio de la guerra en Gaza en octubre de 2023. El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, y el primer ministro, Benjamín Netanyahu, han asegurado que los ataques continuarán hasta garantizar la seguridad de los residentes del norte de Israel. La reacción del gobierno libanés y de Estados Unidos ha sido de absoluto rechazo, mientras la población de ambos países sufre los embates de un fuego cruzado constante y devastador.
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