El gobierno de Israel ha recibido con entusiasmo el plan del presidente estadounidense Donald Trump para desalojar a la población de Gaza y entregar el control del área a Estados Unidos para su reconstrucción. Israel Katz, ministro de Defensa, ha ordenado al ejército preparar la «salida voluntaria» de los gazatíes, mientras la extrema derecha israelí apoya esta medida, que ve como alineada con sus intereses. Sin embargo, el plan enfrenta oposición internacional y dudas respecto al destino de los desplazados. Países como España han rechazado acoger a los deportados, rechazando la idea de expulsarlos de su tierra. A pesar de las críticas, Trump asegura que no será necesario desplegar militares estadounidenses en Gaza, y que el enclave será un lugar más seguro para los palestinos desplazados. El relanzamiento de Trump de esta iniciativa surge en un contexto de tregua entre Israel y Hamás, potencialmente afectando las negociaciones en curso.
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