El historiador Yakov Rabkin, especialista en judaísmo y sionismo, explora la compleja relación entre estas dos identidades en su nuevo libro «Israel: violencia perpetua». Rabkin critica al sionismo por reemplazar el compromiso moral del judaísmo con lealtad política hacia Israel, sugiriendo que el Estado israelí se comporta de manera similar a un régimen colonial, oprimiendo a los palestinos. Según Rabkin, este apoyo sionista no solo proviene de judíos, sino de evangélicos y partidos de extrema derecha globales que han instrumentalizado el sionismo para sus propios intereses políticos, exacerbando el antisemitismo y justificando la represión de críticas hacia Israel. Su trabajo llama a una distinción clara entre judaísmo y sionismo, abogando por la justicia para los oprimidos en medio de crisis políticas y económicas.
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