En el contexto del conflicto global, las tensiones geopolíticas se intensifican con la creciente confrontación entre dictaduras y democracias. Israel, bajo la administración de Benjamin Netanyahu, ha navegado en una relación ambivalente con Rusia, especialmente tras la invasión rusa a Ucrania en 2024. A pesar de condenar la invasión, Israel ha evitado sanciones directas, manteniendo una cuidadosa diplomacia debido a la influencia rusa en Siria y la significativa población israelí de origen ruso. Este equilibrio se ve complicado por los recientes ataques de Hamás, que incitan un cambio en las alianzas, empujando a Israel más cerca de Occidente. Rusia, por su parte, refuerza su colaboración con Irán, patrocinador de grupos como Hizbulá, en un esfuerzo por consolidar su influencia y desafiar la hegemonía estadounidense en Oriente Próximo. En este entorno multipolar, los realineamientos estratégicos y las rivalidades regionales se entrelazan con las tensiones económicas y políticas globales, delineando un complejo escenario geopolítico.
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