En la Conferencia de Seguridad de Múnich, el vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, desencadenó una crítica ideológica contra Europa, reflejando la creciente brecha transatlántica. Vance argumentó que la verdadera amenaza para Europa no proviene de Rusia o China, sino de la erosión de valores fundamentales como la libertad de expresión. Acusó a Europa de suprimir ideas de ultraderecha y cuestionó la falta de espacio para dichos movimientos en el debate público. Vance también criticó decisiones políticas en Rumania y Alemania y defendió políticas antiinmigración. El discurso expuso tensiones ideológicas y económicas con la Unión Europea, con Ursula von der Leyen advirtiendo sobre los posibles impactos de una guerra comercial. Las palabras de Vance, junto con una respuesta de Boris Pistorius, ministro de Defensa alemán, evidenciaron un Atlántico Norte cada vez más dividido.
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