Elon Musk, conocido por su ambición desmedida, ha propuesto la creación de una megafábrica de semiconductores llamada «TeraFab», destinada a producir un millón de chips al mes. El objetivo es satisfacer las crecientes demandas de Tesla para sus avances en conducción autónoma y robótica. Sin embargo, la industria ha reaccionado con escepticismo ante esta idea.
Jensen Huang, CEO de NVIDIA, destacó desde Taiwán la dificultad inherente a la fabricación de chips de última generación. Según Huang, no se trata solo de construir infraestructura, sino de dominar una cadena compleja de ingeniería y procesos que compañías como TSMC han perfeccionado a lo largo de los años. La fabricación avanzada no solo requiere una inversión millonaria, sino también un ecosistema de proveedores que incluye empresas como ASML, responsables de la litografía EUV.
La iniciativa de Musk responde al temor de depender de la capacidad limitada de TSMC y Samsung, que actualmente priorizan a gigantes como NVIDIA y Apple. Conseguir autonomía en la producción de semiconductores permitiría a Tesla controlar su suministro, reduciendo su exposición a fluctuaciones geopolíticas y cuellos de botella en el empaquetado avanzado.
Pese a que la idea de Musk refleja su historial de innovación audaz, la fabricación de chips al nivel de TSMC exige un profundo conocimiento y experiencia. Huang subraya que la capacidad de producción avanzada no tiene un sustituto rápido, ni siquiera para Musk.
El intento por levantar «TeraFab» enfrenta desafíos significativos. No solo se necesita capital, sino también colaboradores industriales estratégicos, talento especializado y una extensa infraestructura técnica. Además, para justificar la inversión, la fábrica tendría que atender a clientes más allá de Tesla.
En un contexto donde la demanda de chips avanzados es descomunal, pero pocos pueden fabricarlos, la estrategia más realista para Tesla podría ser asegurar contratos de capacidad a largo plazo con TSMC, Samsung e Intel. Aunque Musk es conocido por sus proyectos aparentemente imposibles, la advertencia de Huang destaca la complejidad de competir al nivel de TSMC, algo que no se logra de la noche a la mañana.
