Cincuenta años después del abandono español del Sáhara Occidental, las nuevas generaciones saharauis demandan responsabilidad política de España, no ayuda humanitaria. Taleb Alisalem, un activista en Japón, destaca que su lucha es una consecuencia de un conflicto que marca sus vidas. Asegura que la solución depende de una voluntad política que no ha manifestado ninguno de los líderes españoles, criticando la pasividad de ambos lados del espectro político. Fatma el Galia, abogada, resalta la complejidad de su relación con España, denunciando un trato administrativo injusto hacia quienes deberían ser considerados ciudadanos. Fati Jadad insiste en que solo los saharauis deben decidir su futuro, enfatizando la necesidad de aplicar la legalidad internacional. Todos ellos comparten la certeza de que su resistencia es una herencia ineludible y que la solución sigue pasando por Madrid, pidiendo no olvidar una causa que consideran legítima.
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