Los primeros 100 días de Keir Starmer como líder del Gobierno británico se han caracterizado por un turbulento inicio, considerado el peor en la historia reciente del país con excepción de Liz Truss, según una destacada figura del Partido Laborista. La creciente impopularidad de Starmer, quien ahora es visto menos favorablemente que Rishi Sunak, y la presión constante de los tories, que siguen de cerca sus pasos, han llevado al líder laborista a esforzarse por redefinir y relanzar su mandato en un intento por recuperar la confianza de su partido y del electorado.
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