La reubicación de Kiruna, la ciudad más septentrional de Suecia, planeada para modernizarla tras el avance de la minería, ha resultado en un ambiente urbano inusualmente frío que ha generado quejas entre sus residentes. Un estudio de Jennie Sjöholm, de la Universidad de Gotemburgo, revela que la nueva ubicación, en una hondonada que intensifica las bajas temperaturas, contrasta con la anterior ladera soleada y protegida del viento. Los urbanistas, al priorizar la infraestructura, ignoraron principios climáticos fundamentales, creando un entorno inadecuado para el clima ártico. Aunque se han incorporado centros comerciales y espacios públicos, las condiciones invernales se han deteriorado, y podrían mitigarse con medidas como el incremento de vegetación y mejoras en el mobiliario urbano.
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