La Unión Europea ha expresado una firme condena ante un nuevo acto de sabotaje que amenaza sus infraestructuras críticas, intensificando las tensiones con Rusia. En un hecho reciente, un cable submarino que conecta Finlandia y Estonia fue cortado deliberadamente. Las autoridades de Helsinki han señalado la participación de la «flota fantasma» de petroleros rusos, subrayando el deterioro de las relaciones entre la UE y Moscú.
La investigación se centra en el petrolero Eagle S, operando bajo bandera rusa, como el principal sospechoso del sabotaje al cable EstLink 2. Este buque, vinculado a la mencionada flota, ha evadido sanciones europeas que prohíben la circulación de petróleo ruso. Según Sami Rakshit, jefe de la Aduana finlandesa, el Eagle S había estado transportando gasolina desde un puerto ruso previo al incidente. La policía finlandesa ha catalogado el acto como sabotaje agravado, y se ha interrogado a la tripulación del petrolero. En respuesta, la primera ministra de Estonia, Kristen Michal, convocó inmediatamente una reunión de emergencia para abordar el incidente.
Este ataque trae a la memoria las explosiones de 2022, que afectaron a los gasoductos Nord Stream, cruciales para el suministro de gas ruso a Alemania. El EstLink 2 es esencial para la transmisión de energía y datos entre Finlandia y Estonia a través del Mar Báltico. La Unión Europea ha reaccionado con rapidez ante este nuevo desafío. Kaja Kallas, alta representante de la UE, fue contundente: “No toleraremos actos de sabotaje contra nuestra infraestructura crítica”. Con el recuerdo de los ataques al Nord Stream aún latente, Europa se enfrenta a lo que funcionarios de la UE han denominado una «nueva frontera en la guerra híbrida».
