La Batalla por la Banda de 6 GHz en Europa: ¿Predominará Wi-Fi 7 o el Avance del 6G?

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La Batalla por la Banda de 6 GHz en Europa

La batalla por el control de la banda de 6 GHz se ha convertido en uno de los temas más candentes en el ámbito de las telecomunicaciones europeas. Aunque el asunto puede parecer puramente técnico, en realidad se trata de una disputa fundamental entre gigantes tecnológicos, operadoras móviles, fabricantes de equipos y organismos reguladores, de cuyo desenlace depende cómo se estructurarán las redes de comunicación en Europa durante la próxima década.

Las frecuencias situadas entre 6.425 y 7.125 MHz están en el centro del debate. Actualmente, solo la parte inferior de la banda de 6 GHz (5.945–6.425 MHz) está disponible para uso sin licencia en la Unión Europea, empleada principalmente por tecnologías avanzadas de Wi-Fi como Wi-Fi 6E y Wi-Fi 7. La cuestión principal es decidir si se reserva la banda superior exclusivamente para las redes móviles 5G y 6G, si se abre también para el Wi-Fi o si se opta por un modelo compartido.

La importancia de esta banda radica en una combinación de limitaciones físicas y una cada vez mayor demanda de tráfico de datos, impulsada por el auge del vídeo en alta definición, el IoT, y el creciente número de dispositivos conectados. Actualmente, en Europa, el Wi-Fi en 6 GHz solo dispone de 480 MHz, lo que limita el número de canales anchos disponibles, algo crucial para entornos densamente poblados como oficinas, campus universitarios y bloques de viviendas.

La Wi-Fi Alliance y la Dynamic Spectrum Alliance (DSA) han expresado abiertamente su preocupación por la posibilidad de que la banda alta de 6 GHz sea reservada exclusivamente para las redes móviles. Estas organizaciones, que cuentan con el respaldo de grandes empresas tecnológicas, argumentan que el Wi-Fi es fundamental para la mayoría del tráfico de Internet de los usuarios y que limitar su expansión perjudicaría la competitividad y digitalización europea.

Por otro lado, operadoras móviles y fabricantes de redes destacan la importancia estratégica de esta banda para mejorar la capacidad del 5G y preparar el camino para las redes 6G. Las pruebas realizadas por compañías como Vodafone y Nokia han demostrado que estas frecuencias podrían facilitar mejoras significativas en velocidad y cobertura. Además, cuentan con el respaldo de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, que apuesta por destinar la banda a servicios móviles avanzados.

El Grupo de Política del Espectro Radioeléctrico (RSPG), que asesora a la Comisión Europea, está trabajando en un dictamen que marcará el rumbo de la decisión final. Mientras tanto, la postura de Alemania ha generado inquietud, ya que parece inclinarse por reservar la banda entera para redes móviles, influyendo potencialmente en las decisiones comunitarias.

El impacto de esta decisión se sentirá directamente en consumidores y empresas. Si la banda se destina exclusivamente a redes móviles, el desarrollo del Wi-Fi 7 en Europa podría quedarse rezagado respecto a mercados como el estadounidense, implicando una menor capacidad en áreas urbanas densas y productos tecnológicos más costosos. En cambio, abrir la banda para Wi-Fi podría desencadenar desafíos para expandir redes móviles avanzadas.

Ante un contexto de creciente demanda digital, muchos expertos sugieren que lo más lógico sería un enfoque compartido, aunque su implementación puede resultar compleja. El desenlace de esta contienda no solo determinará el equilibrio entre Wi-Fi y redes móviles, sino también la calidad de la experiencia digital futura de millones de europeos.

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