La Casa Blanca ha comenzado a cuestionar el tradicional monopolio que un grupo selecto de periodistas con sede en Washington ha mantenido sobre el acceso a sus ruedas de prensa. Esta decisión busca democratizar la cobertura mediática y permitir que un espectro más amplio de voces pueda informar sobre las actividades del gobierno desde la sala de conferencias. La medida, que se enmarca en un esfuerzo por modernizar la relación entre el poder político y los medios de comunicación, ha generado un debate en torno a la importancia de la diversidad de perspectivas y el papel de los medios en la rendición de cuentas de las instituciones gubernamentales.
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