En un contexto de creciente proliferación de teorías conspirativas, un exfutbolista ha captado la atención mediática con sus afirmaciones terraplanistas, generando preocupación sobre el impacto de divulgar absurdos como si fueran opiniones válidas. Esta tendencia resurge en una sociedad inundada de información pero carente de filtros críticos, reviviendo dogmas refutados como el de la Tierra plana. La crisis actual recuerda las pérdidas de conocimiento durante periodos oscuros de la historia, exacerbadas por el miedo a un mundo en rápida transformación tecnológica. Instancias de desinformación como estas amenazan la cultura y la educación, exigiendo un cese en la concesión de plataformas a tales mentalidades conspirativas que, en definitiva, erosionan el tejido intelectual y social.
Leer noticia completa en El Pais.