En el juicio que se celebra en Andalucía, la defensa busca contrarrestar las acusaciones de asesinato, sugiriendo que el incidente debe ser considerado como un homicidio involuntario. Argumentan que el trágico evento fue el resultado de «una cadena de imprudencias» y «la ignorancia» de las circunstancias que rodearon los hechos. Esta postura intenta reducir la gravedad del delito alegando que no hubo intención premeditada de causar daño, sino más bien una serie de errores desafortunados que desembocaron en el fatal desenlace.
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