Georgia se enfrenta a crecientes tensiones en su camino hacia la Unión Europea tras unas elecciones marcadas por denuncias de irregularidades y vinculación con Rusia. Mientras tanto, un ajustado referéndum en Moldavia muestra un apoyo complicado hacia la adhesión, también envuelto en influencias rusas. Bruselas, en su objetivo de expansión hacia el este, sigue enfrentando desafíos notables, alimentados por las maniobras rusas y la debilidad política interna en estos países. La estrategia de neutralidad promovida por Moscú caldea el ambiente, sugiriendo que mantenerse al margen puede servir para evitar conflictos como el de Ucrania. Este complejo escenario refleja no solo las divisiones dentro de la UE sobre la ampliación, sino también las narrativas arriesgadas impulsadas por líderes como el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, quien apoya a los gobiernos de estos países a pesar de las acusaciones de fraude.
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