En un contexto de creciente violencia en la Franja de Gaza, los líderes árabes han sido criticados por su inacción frente a la crisis. Mientras organizaciones internacionales condenan el asalto israelí a la Flotilla de la Libertad, los gobiernos árabes han optado por comunicaciones superficiales, sin tomar acciones concretas. Se señala una «decisión estratégica» de permanecer en silencio debido al temor de que la resistencia palestina pueda influir en sus propios regímenes. Esto se ve reflejado en expresiones públicas de apoyo que no se traducen en acciones efectivas, con gobiernos priorizando relaciones económicas con Israel y EE.UU. sobre la solidaridad con Palestina. La situación genera inestabilidad interna, con poblaciones árabes que no olvidan ni perdonan esta postura, mientras los líderes continúan beneficiándose de la relación con Israel y occidente.
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