En vísperas de la Guerra Civil, la Hermandad de la Macarena tomó la precaución de encargar una réplica de su venerada imagen de la Dolorosa al reconocido imaginero Castillo Lastrucci. Esto se debió al temor de que la imagen original pudiera desaparecer en el conflicto inminente, asegurando así la continuidad del patrimonio devocional y cultural de la hermandad.
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