El presidente ruso ha intensificado su estrategia en la invasión de Ucrania mediante un doble enfoque: por un lado, lanza amenazas hacia la Unión Europea, sugiriendo la posibilidad de una aniquilación total si no ceden a sus demandas; por otro lado, busca atraer a los líderes estadounidenses presentándoles oportunidades de negocio que podrían ser beneficiosas para ambos países si la situación se maneja de acuerdo con sus intereses. Esta táctica dual refleja un intento de debilitar el apoyo occidental a Ucrania, utilizando tanto la intimidación como la seducción económica para tratar de fracturar la unidad entre sus aliados.
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