Para la generación Z, gestos como entrelazar los dedos se han convertido en significativos actos de intimidad, superando en importancia al sexo casual, el cual abordan con una actitud más despreocupada. Este cambio de percepción sobre las demostraciones románticas es reflejado en investigaciones como las de la socióloga Lisa Wade, quien en su libro «American Hookup» destaca cómo, en una cultura donde el sexo es rápido y emocionalmente distanciado, el cogerse de la mano representa un auténtico compromiso emocional para los jóvenes de hoy.
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