En medio de un clima de creciente vigilancia digital, la protección de los datos de salud se ha convertido en un tema crucial para la seguridad personal. La reciente decisión del Tribunal Supremo de anular Roe v. Wade y la consecuente ola de restricciones sobre el aborto y la atención afirmativa de género han hecho más urgente que nunca la necesidad de salvaguardar la privacidad de nuestros datos médicos.
En respuesta a este panorama, la Electronic Frontier Foundation (EFF) y la Unión de Libertades Civiles de Nueva York (NYCLU) han unido sus voces, instando a la gobernadora Kathy Hochul a ratificar la Ley de Privacidad de Información de Salud de Nueva York (A.2141/S.929). Esta legislación promete ser un pilar en la protección de la privacidad digital para los neoyorquinos, quienes ven sus datos personales cada vez más vulnerables al mal uso.
En múltiples estados, la obtención de atención médica ha devenido en un escenario delicado, donde cada búsqueda en internet, cada correo electrónico y cada dato de dispositivos inteligentes puede ser utilizado para criminalizar a quienes simplemente buscan atención médica esencial. Esta nueva legislación aspira a ampliar las protecciones más allá de lo establecido por la Ley de Portabilidad y Responsabilidad de Seguros de Salud (HIPAA), tradicionalmente limitada al sistema de salud convencional. El proyecto de ley de Nueva York busca incorporar a empresas tecnológicas y corredores de datos, actores cada vez más influyentes en el manejo de esta información sensible.
Casos concretos demuestran que individuos han sido investigados simplemente por buscar atención abortiva, generando un ambiente de miedo. En este contexto, la nueva ley propone medidas concretas para proteger los datos de salud electrónicos, estableciendo la obligación de obtener consentimiento explícito antes de procesar estos datos y garantizando el derecho a eliminar información automáticamente después de 60 días. Estas medidas ponen un foco en la salvaguarda de los neoyorquinos frente a posibles discriminaciones o investigaciones.
A medida que el ecosistema digital expande sus fronteras, la urgencia de proteger la información personal se hace evidente. La política planteada ofrece la oportunidad de que Nueva York se posicione como un líder en la defensa de la privacidad de datos, estableciendo un precedente nacional.
No obstante, el proyecto enfrenta el desafío de no incluir un derecho de acción privada, limitando la capacidad de los individuos de demandar por violaciones de privacidad, y concentrando la responsabilidad en las manos del Fiscal General. Aun así, este marco legal no solo busca impedir que actores externos accedan a datos desde otros estados, sino que también intenta crear un modelo replicable de protección de la salud y los derechos individuales.
Es la hora de que Nueva York tome una posición firme protegiendo la salud y la privacidad de sus ciudadanos, ofreciendo un ejemplo de liderazgo en la defensa de derechos fundamentales, en un momento donde las decisiones personales sobre la salud son objeto de un escrutinio cada vez más intenso. La gobernadora Hochul tiene la oportunidad de influir significativamente en la vida de sus ciudadanos y en la construcción de un marco de privacidad más sólido a nivel nacional.
