Este sábado, la catedral de Notre Dame de París reabrió sus puertas al público, cinco años después de ser devastada por un incendio accidental que puso en riesgo su estructura gótica. El evento estuvo encabezado por el arzobispo de París y contó con la asistencia de líderes mundiales como Donald Trump y Elon Musk, destacando la habilidad diplomática del presidente Emmanuel Macron. Sin embargo, este acto de reconstrucción se produce en medio de una crisis política en Francia, con Macron enfrentándose a una pérdida de popularidad y desafíos en su gestión, después de la disolución de la Asamblea Nacional y el resurgimiento de fuerzas políticas tradicionales. Mientras la catedral se erige nuevamente como un símbolo de grandeza, el futuro político de Macron y su legado permanecen en duda.
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