En un dramático giro de los acontecimientos en el conflicto sirio, las fuerzas rebeldes, lideradas por el grupo Hayat Tahrir al Sham y respaldadas por Turquía, han logrado tomar la ciudad de Alepo tras una ofensiva cuidadosamente planeada desde hace meses. Este significativo avance representa un revés inesperado para el régimen de Bashar Asad, que había mantenido el control con el apoyo de sus aliados Rusia e Irán. Conforme los rebeldes siguen avanzando hacia el sur, el conflicto reaviva la tensión en una Siria fragmentada y dividida en zonas de influencia extranjera, lo que ha generado un mayor clamor por una solución política que lleve al país hacia una transición democrática. El resurgimiento de los enfrentamientos coincide con un contexto regional inestable, exacerbando la crisis humanitaria y reflejando la desesperación de una población que, en gran medida, habita fuera del control gubernamental. Asad enfrenta crecientes presiones internacionales y llamamientos de sectores de la oposición para retomar el camino hacia un acuerdo negociado.
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