La inflación en Colombia experimentó un leve descenso en noviembre, situándose en un 5,3% anual, según reportó el DANE. Este dato, aunque insuficiente para mostrar una clara victoria sobre la carestía, es fundamental para las discusiones en torno al ajuste del salario mínimo de 2026, que se estima en un 6,21% debido a la necesidad de preservar el poder adquisitivo de los trabajadores. La desaceleración se debe en parte a la disminución de precios en alimentos como el mango y el tomate, aunque otras categorías como educación y salud continúan presionando al alza. El Banco de la República mantiene su tasa de interés del 9,25%, aunque podría revisarla si el incremento del salario mínimo genera una inercia inflacionaria. Asimismo, la inflación subyacente, que excluye alimentos y servicios públicos, sigue enfrentando el reto de los contratos indexados, lo cual frena la desescalada inflacionaria. Además, las tarifas reguladas, como la electricidad y el gas, podrían seguir ejerciendo presiones al alza para 2026. El mercado había anticipado una inflación anual en torno al 5,4%, y aunque el último dato es más bajo, la lucha contra la inflación continúa siendo una tarea detallada.
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