La clonación de mascotas, una opción creciente en EE. UU., plantea dilemas éticos y emocionales para quienes buscan prolongar el vínculo con sus animales fallecidos. Con un coste que puede alcanzar los 46.000 euros, la práctica es criticada por organizaciones que abogan por la adopción de animales sin hogar y plantean preocupaciones sobre el bienestar animal y la ética del procedimiento. Aunque algunas personas encuentran consuelo en clonar a sus mascotas, los expertos advierten que los clones, pese a compartir ADN, desarrollan personalidades distintas. Las empresas defienden sus prácticas y aseguran mejoras en la tecnología, pero el debate sobre sus implicaciones continúa.
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