Durante la campaña electoral, Donald Trump se opuso a la compra de US Steel por parte de Nippon Steel, calificándola de «desastre». Sin embargo, recientemente ha cambiado de opinión, anunciando que la asociación entre ambas empresas generará 70,000 empleos y 14,000 millones de dólares en inversiones en EE.UU., especialmente en Pensilvania. Este giro ha generado críticas, especialmente del sindicato US Steelworkers, que teme por la seguridad nacional y el impacto en los trabajadores. Además, el presidente planea aumentar los aranceles al acero y aluminio al 50%. Esta decisión enfrenta críticas internacionales, como de la Cámara de Comercio canadiense, pero Trump insiste en su objetivo de revitalizar la industria del acero estadounidense.
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