La icónica bombona de butano naranja, presente durante décadas en los hogares españoles, enfrenta un declive ante el avance de nuevas tecnologías y el impulso hacia una transición energética más sostenible. Empresas como Repsol y Cepsa han introducido al mercado bombonas más ligeras y eficientes, con innovaciones como chips NFC para el control del consumo. A medida que alternativas energéticas como el gas natural y las bombas de calor ganan terreno, el butano va quedando relegado. En este contexto, la regulación estatal y la competencia en el mercado libre fomentan la aparición de opciones más modernas y sostenibles. Mientras tanto, el propano emerge como una alternativa viable en áreas frías, consolidando así un panorama energético en evolución hacia la eficiencia y sostenibilidad.
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