La península coreana sigue siendo un foco de tensión donde las dos Coreas utilizan la Zona Desmilitarizada (DMZ) para lanzarse provocaciones mutuas. Este espacio, que se extiende a lo largo de 250 kilómetros, se ha convertido en un escenario de demostraciones de fuerza y mensajes hostiles, manteniendo viva la confrontación entre el Norte y el Sur. Los intercambios incluyen uso de propaganda y despliegue de armamento, incrementando el riesgo de escaladas en la región.
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