Los países de la Unión Europea han dado un paso decisivo hacia una política migratoria más estricta, inspirada en el «modelo Meloni», que busca agilizar la expulsión de inmigrantes irregulares y establecer controles fronterizos más efectivos. Esta medida, adoptada por una mayoría calificada en el Consejo de la UE, marcaría un cambio significativo en la política migratoria, priorizando la seguridad. La reforma incluye la creación de «centros de retorno» fuera del territorio europeo y endurecimiento en las devoluciones rápidas en las fronteras. Italia, junto con países como Hungría y Polonia, respalda la propuesta, mientras que España se opone, argumentando que estas medidas podrían vulnerar los derechos humanos. La decisión ha desatado un debate sobre el futuro de la gestión migratoria en la UE, en un contexto de creciente apoyo a formaciones políticas de derecha. Expertos advierten sobre posibles tensiones diplomáticas y desafíos judiciales, mientras que la Comisión Europea busca mediación con propuestas de apoyo para la integración.
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