Los conflictos armados causan no solo muerte y destrucción instantánea, sino también efectos ambientales a largo plazo. Los ejércitos, responsables del 5,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, tienen una enorme huella de carbono. La guerra en Ucrania, catalogada como ecocidio, ha generado 120 millones de toneladas de gases de efecto invernadero. La destrucción de la presa de Kajovka y la refinería de Kremenchuk ha causado graves desastres ambientales. En Gaza, la invasión israelí ha dañado irreversiblemente el ecosistema. En Etiopía y Myanmar, la guerra ha revertido logros ecológicos y exacerbado la explotación de recursos, respectivamente.
Leer noticia completa en El Pais.