Tras un lunes difícil y lleno de incertidumbre como el que vivimos ayer, 28 de abril, poco a poco la normalidad ha ido regresando a nuestras entidades ASPACE en Andalucía. Nuestros centros atienden cada día a personas con parálisis cerebral y otras discapacidades que requieren un alto nivel de apoyo, y ayer se vieron seriamente afectados por los cortes de luz y las interrupciones en las comunicaciones.
Residencias, centros de día, centros ocupacionales, CEE y CAIT se enfrentaron a una situación inesperada que puso a prueba no solo la infraestructura de nuestros recursos, sino también la entereza, el compromiso y la capacidad de reacción de todos los equipos profesionales.
Una vez más, como ya ocurrió durante la pandemia, estas circunstancias nos recuerdan lo complicada que puede ser la prestación de servicios cuando fallan herramientas básicas como la electricidad o las redes de comunicación. Muchos de los apoyos que brindamos —desde dispositivos para comunicarse, hasta sistemas para la movilidad, alimentarse o simplemente mantener el entorno confortable— dependen de la tecnología. La falta de accesibilidad de los entornos agrava la situación de especial vulnerabilidad.
En contextos como los centros residenciales, donde se cuida de personas con extensas y continuas necesidades de apoyo, la falta de luz o internet no es solo una molestia: puede llegar a comprometer seriamente su bienestar. Por eso, esta experiencia vuelve a recordarnos la urgencia de seguir avanzando en medidas de contingencia: generadores, baterías de respaldo, protocolos bien definidos… herramientas que nos permitan estar preparados y responder con eficacia.
Desde ASPACE Andalucía queremos agradecer el enorme esfuerzo de todos los equipos, que una vez más han demostrado su compromiso inquebrantable con las personas y con sus familias, por su colaboración y confianza.
Hoy seguimos trabajando, con más fuerza si cabe, para garantizar una atención de calidad y una vida digna y plena para cada persona en cada uno de nuestros centros.
Fuente: ASPACE.