A lo largo de la historia, las mujeres han enfrentado numerosos obstáculos para publicar sus obras literarias, recurriendo a estrategias como el uso de pseudónimos, publicación bajo iniciales o utilizando el nombre de su pareja para eludir la discriminación. El Centro de Documentación María Zambrano, vinculado al Instituto Andaluz de la Mujer, ha abordado esta invisibilidad histórica de las escritoras en un taller destinado a estudiantes de Educación Secundaria. Bajo el título «Anónimo era nombre de mujer: las escritoras sin nombre», el taller investigó las barreras que han enfrentado las autoras, como la falta de educación y la creencia de que la literatura era exclusivamente masculina.
Ejemplos notables incluyen a Louisa May Alcott, que publicó «Mujercitas» como A.M. Barnard, y Mary Shelley, quien lanzó «Frankenstein» de forma anónima. Jane Austen también optó por «escrito por una dama» en sus publicaciones. Las hermanas Brontë y Carmen de Burgos emplearon nombres masculinos o seudónimos para poder compartir sus creaciones con el mundo.
Aunque hoy en día la igualdad es más visible en la literatura, persisten desbalances. En 2024, solo el 39,7% de los títulos publicados fueron de autoras. Además, los hombres siguen predominando en géneros como la novela histórica y el ensayo. En términos de reconocimiento, solo el 15% de las laureadas con el Premio Nobel de Literatura han sido mujeres.
El Centro de Documentación María Zambrano ofrece acceso a diversas publicaciones sobre la evolución y visibilidad de las mujeres en la literatura, con servicios y recursos destinados a promover la cultura creada por mujeres. Así, continúa organizando talleres, clubes de lectura y actividades culturales para fomentar la igualdad y el reconocimiento de las autoras.
Fuente: Junta de Andalucía.
