Las Pardelas Cenicientas y Baleares: Barcos de Vela Perfectos

Mar adentro, lejos de las playas de Málaga y de nuestro alcance visual, las pardelas cenicientas y baleares recorren la superficie del agua con sus afiladas alas, navegando el viento salado durante toda su vida, auténticas marineras del océano.

El mar representa una forma de vida singular. Al igual que la mayoría de las aves pelágicas, estas pardelas pasan casi toda su existencia en el agua, donde se alimentan y descansan. Se nutren exclusivamente de materia animal, pescando sobre o bajo la superficie. Su destreza para bucear a profundidades considerables les permite acceder a bancos de peces y calamares, muy presentes en su dieta. Curiosamente, estas aves han desarrollado una adaptación única para obtener agua dulce; se hidratan a través del agua de mar, desalada por un órgano especializado en su pico.

Aunque son visibles desde la costa, sobre todo en cabos y espigones, las pardelas buscan alimento a muchas millas mar adentro, especialmente en zonas profundas del océano donde la abundancia de alimento les favorece.

La evolución ha moldeado a las pardelas, perfeccionando su técnica de vuelo para cubrir largas distancias con un mínimo de esfuerzo energético. Dependiendo de la dirección del viento, pueden emplear varias estrategias. Si el viento sopla en contra, se deslizan a ras del agua, similar a un velero, mientras que en vientos favorables, aletean menos, volando en trayectorias ondulantes que les permiten avanzar con agilidad. Las diferencias en el vuelo de la pardela cenicienta y la balear son notables; la primera muestra un vuelo más pesado y pausado, mientras que la segunda es más rápida y tierna, especialmente en condiciones desfavorables.

El entorno marino es un desafío constante, donde solo los mejor adaptados logran sobrevivir. Las sofisticadas técnicas de vuelo de estas aves son el resultado de milenios de evolución, moldeadas por factores ambientales como los temporales invernales y la inmensidad del océano.

En cuanto a su apariencia, las pardelas presentan características distintivas. Sus alas son largas, estrechas y puntiagudas, perfectas para aprovechar el viento. La pardela cenicienta tiene un plumaje superior gris ceniciento, mientras que la balear muestra colores más oscuros y contrastantes. Esta diferenciación permite identificarlas fácilmente en el mar: la balear aparece como una rápida silueta oscura, y la cenicienta destaca por su mayor tamaño y su plumaje más claro.

Para observar a estas aves en Málaga, es recomendable ubicarse en puntos prominentes que se adentran en el mar, como la punta de Calaburras. Otros lugares como Punta Chullera, Maro, y espigones de Puerto Marina o Torre del Jaral también son excelentes opciones. Es interesante que la pardela balear tiende a seguir a los barcos de pesca, lo que facilita su avistamiento en puertos pesqueros como el de La Caleta de Vélez, donde la actividad pesquera atrae a estas aves marinas.

Así, las pardelas cenicientas y baleares nos recuerdan la vasta vida que existe más allá de nuestras costas, un mundo donde las olas son su hogar y el vuelo, su arte.

Fuente: Diputación de Málaga.

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